Murió Pelé, el ‘rey’ del fútbol

Su nombre era Edson Arantes do Nascimento, pero el fútbol lo convirtió en su «rey» y la historia lo recordará con un diminutivo universal: Pelé.

Paradójicamente, son las imágenes en blanco y negro las que mejor capturan toda la luz y el brillo que este genio le entregó al fútbol, cerrando una vida de ’10’ este jueves al fallecer en Sao Paulo a los 82 años.

El 29 de junio de 1958, el mundo descubrió deslumbrado a este joven de 17 años que anotó dos goles en la final del Mundial contra Suecia, en Solna, para dar a Brasil (5-2) su primer título.

La velocidad de sus remates, dribles, técnica, fueron para quitarse el sombrero. Habilidoso con los dos pies, potente marcando de cabeza como nadie en su momento a pesar de sus modestos 1,72 m, su figura permitió que el fútbol brasileño se convirtiera en el «fútbol samba» aclamado en todo el mundo.

‘O Rei’ logró tres títulos mundiales con la selección de Brasil (1958-1962-1970), récord para un futbolista. Antes de Catar-2022 era el máximo artillero de la Seleção (77 goles en 92 juegos), ahora ese honor lo comparte con el astro Neymar.

También es el máximo goleador del Santos (1.091 anotaciones en 1.116 cotejos), con el que conquistó dos Copas Libertadores y dos Intercontinentales en 18 años.

«Eres el mejor de todos los tiempos», le dijo alguna vez el alemán Franz Beckenbauer, compañero en el Cosmos de Nueva York, donde cerró su carrera entre 1975 y 1977.

Nacido el 23 de octubre de 1940 en un hogar pobre de la ciudad de Tres Coraçoes, en el estado de Minas Gerais (sureste), de niño fue a vivir con sus padres en Bauru (interior de Sao Paulo) y vendió cacahuetes en las calles.

Comenzó a jugar fútbol cuando era un infante y a los 16 años firmó contrató profesional con Santos, donde consolidó su carrera, hasta su pase al Cosmos por 7 millones de dólares, un récord en la época.

– Tricampeón –

De frágil porte en su juventud, el ‘Rey’ se estrenó en la selección brasileña frente a Argentina por la Copa Roca, en 1957, jugado en el mítico Maracaná de Rio de Janeiro. En el segundo tiempo dejó el banco y anotó un gol, pero sin evitar la derrota 2-1.

Y luego vino el Mundial de 1958, en el que cumplió un sueño y una promesa de niño. «En la final de la Copa del 50, Brasil perdió ante Uruguay y mi padre quedó muy afligido. Cuando lo vi en lágrimas le pedí que no llorara más, porque yo iba a ganar una Copa del Mundo para él», solía contar.

Comparte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *