La muerte de Ariza Cabral apagó una vida de lucha por la libertad

El ingeniero José Daniel Ariza Cabral, fallecido ayer en la capital, nació marcado por el patriotismo y la lucha revolucionaria, que heredó de su padre José Daniel Ariza Sánchez y de su tío, el capitán Máximo Cabral Reyes.

Nacido en Tamboril el 30 de mayo de 1927, Ariza Cabral estudió en La Vega bajo el cuidado del padre Francisco Fantino Falco, quien le inculcó disciplina, honestidad y compromiso.

Desde la adolescencia participó en acciones contra la tiranía de Rafael Trujillo y fue fundador del movimiento clandestino “14 de Junio” (1J4) junto a Manolo Tavárez y Minerva Mirabal, compartió prisión con ambos en la cárcel de La Victoria, donde estaba encerrado cuando fue decapitada la tiranía.

Detenido en las redadas de enero de 1960, sufrió torturas en las cárceles políticas de Trujillo del Kilómetro 9 de la Carretera Mella, La 40 y La Victoria. Su hermano menor Rafael, también integrante del 1J4, fue asesinado por los esbirros trujillistas en la prisión y su cuerpo desaparecido al igual que el de su padre.

Tras salir de la prisión luego de la muerte de Trujillo, Ariza Cabral viajó a Argelia y Cuba, países donde se adiestró militarmente para la lucha guerrillera.

En Cuba, estuvo en los campamentos guerrilleros dirigidos por Ernesto Che Guevara, y en Argelia, compartió experiencias con los luchadores anticolonialistas Ahmed Ben Bella y Houari Boumédiène.

Participó como combatiente en la guerrilla de Las Manaclas, entre noviembre y diciembre de 1963, y no aceptó la decisión de Manolo y otros revolucionarios de entregarse a las autoridades bajo promesa de que su vida sería respetada. Manolo y el grueso de la guerrilla, tras entregarse, fueron asesinados por las tropas militares, mientras que Ariza Cabral logró burlar el cerco, entró a Santiago y llegó a Santo Domingo. Durante la guerra de 1965, Ariza Cabral participó discretamente como francotirador, provocando bajas a los invasores norteamericanos.

Durante los 12 años de Joaquín Balaguer, Ariza Cabral se mantuvo en las filas revolucionarias combinando su labor de constructor con las actividades políticas.

Su versión de junio 1959

La expedición del 14 de junio de 1959 le sorprendió trabajando en Constanza, donde siguió de cerca los enfrentamientos y luego los plasmó en su libro “Lo que pasó en Constanza en junio de 1959”, un relato pormenorizado del desenvolvimiento de las operaciones militares y “Testimonios de un combatiente revolucionario”, con sus memorias.

El 14 de junio de 1959, cuando aterrizó el avión procedente de Cuba con 56 combatientes en aeropuerto militar de Constanza, Ariza Cabral estaba en el lugar de los hechos y tenía interlocución directa con las autoridades civiles y militares en la zona porque huyendo de la muerte en Villa Altagracia porque era opuesto al régimen de Trujillo que había asesinado a su padre en los inicios del régimen, se refugió en Constanza en el año 1951, donde encontró a su amigo José Delio Guzmán, quien construía la carretera El Río-Constanza.

Ariza Cabral relató que tan pronto el avión que trajo a los 56 expedicionarios tocó pista en el aeródromo militar, estuvo al corriente de los hechos porque los jefes militares de la zona eran sus amigos y le pidieron colaboración para combatir las guerrillas.

Explicó que ante la llegada del avión, el mayor del Ejército Fabio Chestaro (quien en 1965 sería un destacado militar constitucionalista) se encontraba junto al teniente Miguel Mejía, en el hotel Nueva Suiza, donde el segundo salió en el automóvil Plymouth 1958 del primero, junto a una hijita de Chestaro, para “recoger a los pilotos que llegaban” porque la aeronave venía caracterizada como perteneciente a la Aviación Militar Dominicana.

Con los expedicionarios deslizándose por un tablón desde el avión a la pista, llegó el auto conducido por Mejía, quien fue recibido a balazos y tuvo que girar para escapar de la muerte.

Según la versión de Ariza Cabral,  tras los disparos de los recién llegados al auto, la pequeña guarnición militar en la pista de Constanza que escuchó los tiros corrió hacia dos ametralladoras calibre 30, pidió al teniente Tomás Flores Mota orientación ante el ataque y éste le dijo que no se podía responder el fuego a la Aviación.

Completado el desembarco de los 54 guerrilleros que quedarían en tierra, el piloto venezolano Julio César Rodríguez y el copiloto cubano Orestes Acosta, despegaron de nuevo el C-46 Curtis, y  regresaron a Cuba.

El ingeniero José Daniel Ariza Cabral, fallecido ayer en la capital, nació marcado por el patriotismo y la lucha revolucionaria, que heredó de su padre José Daniel Ariza Sánchez y de su tío, el capitán Máximo Cabral Reyes.

Nacido en Tamboril el 30 de mayo de 1927, Ariza Cabral estudió en La Vega bajo el cuidado del padre Francisco Fantino Falco, quien le inculcó disciplina, honestidad y compromiso.

Desde la adolescencia participó en acciones contra la tiranía de Rafael Trujillo y fue fundador del movimiento clandestino “14 de Junio” (1J4) junto a Manolo Tavárez y Minerva Mirabal, compartió prisión con ambos en la cárcel de La Victoria, donde estaba encerrado cuando fue decapitada la tiranía.

Detenido en las redadas de enero de 1960, sufrió torturas en las cárceles políticas de Trujillo del Kilómetro 9 de la Carretera Mella, La 40 y La Victoria. Su hermano menor Rafael, también integrante del 1J4, fue asesinado por los esbirros trujillistas en la prisión y su cuerpo desaparecido al igual que el de su padre.

Tras salir de la prisión luego de la muerte de Trujillo, Ariza Cabral viajó a Argelia y Cuba, países donde se adiestró militarmente para la lucha guerrillera.

En Cuba, estuvo en los campamentos guerrilleros dirigidos por Ernesto Che Guevara, y en Argelia, compartió experiencias con los luchadores anticolonialistas Ahmed Ben Bella y Houari Boumédiène.

Participó como combatiente en la guerrilla de Las Manaclas, entre noviembre y diciembre de 1963, y no aceptó la decisión de Manolo y otros revolucionarios de entregarse a las autoridades bajo promesa de que su vida sería respetada. Manolo y el grueso de la guerrilla, tras entregarse, fueron asesinados por las tropas militares, mientras que Ariza Cabral logró burlar el cerco, entró a Santiago y llegó a Santo Domingo. Durante la guerra de 1965, Ariza Cabral participó discretamente como francotirador, provocando bajas a los invasores norteamericanos.

Durante los 12 años de Joaquín Balaguer, Ariza Cabral se mantuvo en las filas revolucionarias combinando su labor de constructor con las actividades políticas.

Su versión de junio 1959

La expedición del 14 de junio de 1959 le sorprendió trabajando en Constanza, donde siguió de cerca los enfrentamientos y luego los plasmó en su libro “Lo que pasó en Constanza en junio de 1959”, un relato pormenorizado del desenvolvimiento de las operaciones militares y “Testimonios de un combatiente revolucionario”, con sus memorias.

El 14 de junio de 1959, cuando aterrizó el avión procedente de Cuba con 56 combatientes en aeropuerto militar de Constanza, Ariza Cabral estaba en el lugar de los hechos y tenía interlocución directa con las autoridades civiles y militares en la zona porque huyendo de la muerte en Villa Altagracia porque era opuesto al régimen de Trujillo que había asesinado a su padre en los inicios del régimen, se refugió en Constanza en el año 1951, donde encontró a su amigo José Delio Guzmán, quien construía la carretera El Río-Constanza.

Ariza Cabral relató que tan pronto el avión que trajo a los 56 expedicionarios tocó pista en el aeródromo militar, estuvo al corriente de los hechos porque los jefes militares de la zona eran sus amigos y le pidieron colaboración para combatir las guerrillas.

Explicó que ante la llegada del avión, el mayor del Ejército Fabio Chestaro (quien en 1965 sería un destacado militar constitucionalista) se encontraba junto al teniente Miguel Mejía, en el hotel Nueva Suiza, donde el segundo salió en el automóvil Plymouth 1958 del primero, junto a una hijita de Chestaro, para “recoger a los pilotos que llegaban” porque la aeronave venía caracterizada como perteneciente a la Aviación Militar Dominicana.

Con los expedicionarios deslizándose por un tablón desde el avión a la pista, llegó el auto conducido por Mejía, quien fue recibido a balazos y tuvo que girar para escapar de la muerte.

Según la versión de Ariza Cabral,  tras los disparos de los recién llegados al auto, la pequeña guarnición militar en la pista de Constanza que escuchó los tiros corrió hacia dos ametralladoras calibre 30, pidió al teniente Tomás Flores Mota orientación ante el ataque y éste le dijo que no se podía responder el fuego a la Aviación.

Completado el desembarco de los 54 guerrilleros que quedarían en tierra, el piloto venezolano Julio César Rodríguez y el copiloto cubano Orestes Acosta, despegaron de nuevo el C-46 Curtis, y  regresaron a Cuba.

El ingeniero José Daniel Ariza Cabral, fallecido ayer en la capital, nació marcado por el patriotismo y la lucha revolucionaria, que heredó de su padre José Daniel Ariza Sánchez y de su tío, el capitán Máximo Cabral Reyes.

Nacido en Tamboril el 30 de mayo de 1927, Ariza Cabral estudió en La Vega bajo el cuidado del padre Francisco Fantino Falco, quien le inculcó disciplina, honestidad y compromiso.

Desde la adolescencia participó en acciones contra la tiranía de Rafael Trujillo y fue fundador del movimiento clandestino “14 de Junio” (1J4) junto a Manolo Tavárez y Minerva Mirabal, compartió prisión con ambos en la cárcel de La Victoria, donde estaba encerrado cuando fue decapitada la tiranía.

Detenido en las redadas de enero de 1960, sufrió torturas en las cárceles políticas de Trujillo del Kilómetro 9 de la Carretera Mella, La 40 y La Victoria. Su hermano menor Rafael, también integrante del 1J4, fue asesinado por los esbirros trujillistas en la prisión y su cuerpo desaparecido al igual que el de su padre.

Tras salir de la prisión luego de la muerte de Trujillo, Ariza Cabral viajó a Argelia y Cuba, países donde se adiestró militarmente para la lucha guerrillera.

En Cuba, estuvo en los campamentos guerrilleros dirigidos por Ernesto Che Guevara, y en Argelia, compartió experiencias con los luchadores anticolonialistas Ahmed Ben Bella y Houari Boumédiène.

Participó como combatiente en la guerrilla de Las Manaclas, entre noviembre y diciembre de 1963, y no aceptó la decisión de Manolo y otros revolucionarios de entregarse a las autoridades bajo promesa de que su vida sería respetada. Manolo y el grueso de la guerrilla, tras entregarse, fueron asesinados por las tropas militares, mientras que Ariza Cabral logró burlar el cerco, entró a Santiago y llegó a Santo Domingo. Durante la guerra de 1965, Ariza Cabral participó discretamente como francotirador, provocando bajas a los invasores norteamericanos.

Durante los 12 años de Joaquín Balaguer, Ariza Cabral se mantuvo en las filas revolucionarias combinando su labor de constructor con las actividades políticas.

Su versión de junio 1959

La expedición del 14 de junio de 1959 le sorprendió trabajando en Constanza, donde siguió de cerca los enfrentamientos y luego los plasmó en su libro “Lo que pasó en Constanza en junio de 1959”, un relato pormenorizado del desenvolvimiento de las operaciones militares y “Testimonios de un combatiente revolucionario”, con sus memorias.

El 14 de junio de 1959, cuando aterrizó el avión procedente de Cuba con 56 combatientes en aeropuerto militar de Constanza, Ariza Cabral estaba en el lugar de los hechos y tenía interlocución directa con las autoridades civiles y militares en la zona porque huyendo de la muerte en Villa Altagracia porque era opuesto al régimen de Trujillo que había asesinado a su padre en los inicios del régimen, se refugió en Constanza en el año 1951, donde encontró a su amigo José Delio Guzmán, quien construía la carretera El Río-Constanza.

Ariza Cabral relató que tan pronto el avión que trajo a los 56 expedicionarios tocó pista en el aeródromo militar, estuvo al corriente de los hechos porque los jefes militares de la zona eran sus amigos y le pidieron colaboración para combatir las guerrillas.

Explicó que ante la llegada del avión, el mayor del Ejército Fabio Chestaro (quien en 1965 sería un destacado militar constitucionalista) se encontraba junto al teniente Miguel Mejía, en el hotel Nueva Suiza, donde el segundo salió en el automóvil Plymouth 1958 del primero, junto a una hijita de Chestaro, para “recoger a los pilotos que llegaban” porque la aeronave venía caracterizada como perteneciente a la Aviación Militar Dominicana.

Con los expedicionarios deslizándose por un tablón desde el avión a la pista, llegó el auto conducido por Mejía, quien fue recibido a balazos y tuvo que girar para escapar de la muerte.

Según la versión de Ariza Cabral,  tras los disparos de los recién llegados al auto, la pequeña guarnición militar en la pista de Constanza que escuchó los tiros corrió hacia dos ametralladoras calibre 30, pidió al teniente Tomás Flores Mota orientación ante el ataque y éste le dijo que no se podía responder el fuego a la Aviación.

Completado el desembarco de los 54 guerrilleros que quedarían en tierra, el piloto venezolano Julio César Rodríguez y el copiloto cubano Orestes Acosta, despegaron de nuevo el C-46 Curtis, y  regresaron a Cuba.

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