Luis Miguel eleva su estatus de ídolo en el Olímpico

El cantante Luis Miguel impuso su categoría bien ganada de astro latino en un concierto que llenó todas las expectativas, pese a la fallida noche anterior que terminó pospuesto por inconvenientes técnicos y de logística.

En la reposición de este jueves, el respeto al público, en cuanto al tiempo, pasó con notas altas. No hubo contratiempos. A las 7:00 de la noche ya el «Sol de México» había bajado en helicóptero al terreno del play del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte y las filas fueron ágiles.

Con un Estadio Olímpico lleno y a sus pies y una imponente escenografía, tres pantallas gigantes, sus músicos y las bellas coristas, a las 8:50 sonaron las notas de «Será que no me amas», momento en el que Luis Miguel salió al escenario.

Como intro, en las pantallas se proyectó un compendio de fotografías que sirvieron de viaje en el tiempo por su trayectoria, que comenzó siendo apenas un niño. Luis Miguel vivió todas las etapas: ídolo infantil, juvenil y artista establecido.

Con un elegante traje negro, corbata del mismo color y una gran sonrisa dio inicio al show. Luismi, como también se le llama al cantante de 53 años, fue todo sonrisas, algunos pasitos y guiños de ojo, pero no saludó, lo suyo fue a cantar y quienes lo siguen desde hace años saben que es su receta que lo mantiene en una especie de aura enigmática.

Con una voz intacta y más delgado que su última vez en Santo Domingo en 2019, de inmediato siguió con otros éxitos que lo han seguido por generaciones como la emblemática y noventera «Suave» que nadie quedó sin grabarla en el celular.

El cantante interpretó unas 32 canciones entre completas y medley.

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