Jóvenes se aglomeran en busca de trabajo en feria de empleos

Los sobres de manila y los folders amarillos fueron co­mo el equipaje lleno de es­peranza e ilusiones con el que cargaron ayer una mul­titud de jóvenes estudian­tes, graduados y otros, de diferentes carreras profe­sionales y áreas, a la “Gran Feria de Empleo” que reali­zó el Ministerio de Trabajo, a la cabeza de Luis Miguel De Camps, a través del Ser­vicio Nacional de Empleo (Senae), en el Distrito Na­cional.

El edificio Juan Isidro Ji­ménez (JJ), de la Universi­dad Autónoma Santo Do­mingo (UASD), lugar que sirvió como sede de las oportunidades laborales, estuvo recibiendo desde las 9:00 de la mañana los sue­ños de todos ellos. Muchos esperaban desde muy tem­pranas horas, específica­mente desde las 5:00 de la mañana, como Teófilo En­carnación, quién se graduó de medicina general.

Sentados debajo de una carpa blanca de la que bro­taba el calor, amontonados y con sombrillas, espera­ban por el turno numérico y el llenado del formulario que los guiaría hasta las au­las de las más de 15 empre­sas privadas que estaban ofreciendo algunos puestos de trabajo, entre ellas Gru­po Barceló, Martí, Macapi, Read, McDonalds, A&H y Gestión Plus (ARS Futuro) y Open Clean.

Entre todas las voces y el murmullo, lo que más reso­naba era la necesidad que tenían de lograr conseguir un empleo para tener el sustento, sobre todo los del área de medicina general, odontología general, enfer­mería y auxiliar de enferme­ría, quienes estaban siendo de las vacantes más deman­dadas.

Algunos se mostraban con demasiada voluntad y de­terminación de conseguir un empleo y fueron vestidos con cierta etiqueta y las ra­zones principales se debían principalmente a que “si­guen luchando”.

Otros no han podido inser­tarse en el mercado laboral por falta del requisito de la experiencia, mientras otros ya están culminando sus es­tudios, y estaban los que lle­van desempleados desde que inició el confinamien­to por la pandemia del Co­vid-19.

Aún no logra un empleo

Un grupo de chicas gradua­das de odontología se en­contraba discutiendo sobre las vacantes de la feria.

Allí estaba Marielys, de 27 años, que llevaba unos sue­ños e ilusiones rotos.

La joven se graduó hace 5 años y aún no ha podido ejercer su profesión en un centro odontológico, pero tomó un turno “a ver si se iba con un empleo”, de las 1,200 vacantes.

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