El sistema de salud está cerca de un colapso total

En una mañana reciente en un hospital en el corazón del territorio de pandillas en la capital de Haití, una mujer empezó a convulsionar y después se quedó inerte mientras un médico y dos enfermeras trataban de salvarla.

Le colocaron electrodos en el pecho y pusieron en marcha una máquina de oxígeno, sin despegar la vista de una pantalla que mostraba un nivel de oxígeno peligrosamente bajo de oxígeno del 84%.

Nadie sabía qué le pasaba.

Aún más preocupante, el hospital de Médicos Sin Fronteras en la barriada de Cite Soleil se estaba quedando sin un medicamento crucial para tratar las convulsiones.

“La medicación que necesita, apenas tenemos”, dijo la doctora Rachel Lavigne, médico del grupo humanitario.

Es una escena habitual que se repite a diario en hospitales y clínicas de Puerto Príncipe, donde los medicamentos y el equipamiento que salvan vidas escasean o directamente faltan, mientras las brutales pandillas estrechan su control sobre la capital y más allá. Han bloqueado carreteras, forzado el cierre del principal aeropuerto internacional a principios de marzo y paralizado las operaciones en el puerto marítimo más grande del país, donde los contenedores llenos de suministros cruciales siguen bloqueados.

“Todo se desmorona”, dijo Lavigne.

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